El año pasado profundizamos en algo que muy pocos explican bien: la diferencia entre transformación y disrupción dentro del blockchain y la Web3.
Blockchain no es una moda: es una tecnología capaz de gestionar información y registrar activos inmobiliarios de forma compartida, segura y transparente.
Hablamos también del potencial —todavía en desarrollo— de Bitcoin para competir con monedas tradicionales, y de las 5 propiedades que solo una red pública de blockchain puede ofrecer:
Open, Public, Neutral, Borderless y, sobre todo, Censorship-Resistant.
Esa combinación es la que está liberalizando mercados, ampliando la propiedad privada y transformando cómo entendemos el valor y la inversión.
Y en Web3 vimos el siguiente paso: protocolos que ya funcionan como modelos de negocio reales, con tokens que permiten que los desarrolladores de software libre generen productos más grandes que muchas aplicaciones tradicionales.
Todo esto fue solo el comienzo.
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